Muere con cada segundo que pasa.
¿Por qué no hacerle un favor al tiempo?
Su corazón se acelera, poniendo a tope sus sentidos.
Una llama se prende en la oscuridad de su mente y el humo contamina la habitación.
Ese humo tan particular, tentador y asesino, que recorre cada célula aniquilándola al pasar, que lleva a la razón al lugar mas apartado de su cabeza.
La ansiedad se convierte en puñales, con el solo objetivo de matar a los acreedores de pureza.
Con solo encender la mecha, esta ligado a servir por siempre, al aliado más sumiso de la muerte.
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